El mar siempre fue un atractivo para la
raza humana. una atracción que quizás nos viene de la herencia genética
(las primeras formas de vida), o de la curiosidad, sus riquezas y sin
duda su belleza. Pero, ¿Cuando empezó el hombre a sumergirse bajo las
aguas de los mares?. Desde la prehistoria conocemos los restos que nos
dejaron los pueblos ribereños que certifican que la recogida de moluscos
y crustáceos formaba parte de su alimentación habitual. Primero
cogerían aquellos ejemplares que la bajamar dejaría al descubierto y
poco a poco, descubriría que bajo la superficie existía un mundo
prometedor. La necesidad le haría vencer el miedo y primero la cabeza y
luego todo el cuerpo comenzaría la exploración submarina. Muy pronto se
descubriría que además del alimento se podían conseguir un medio de vida
comercializando los productos que se extraían: las perlas, el nácar,
las esponjas, el tinte…
Primero con sus ojos cegatos bajo el agua, con su flotabilidad
positiva, por cortísimos espacios de tiempo, bajaría a poca profundidad
intentando recoger la cosecha generosa del fondo. El éxito lo llevaría a
posteriores descubrimientos: unas rudimentarias gafas de conchas, una
piedra de péndulo que le permitía bajar a mayores cotas, el
entrenamiento y la enseñanza de padres a hijos haría durar más las
apneas.Luego vinieron las grandes civilizaciones y las conquistas y
guerras. Los cretenses, los fenicios, los griegos y los romanos usaron
buceadores entrenados para acciones bélicas.
Dentro de los ejércitos griegos figuraban los llamados urinatores,
comparables con los hombres-rana de las organizaciones militares
actuales. Las misiones de los urinatores consistían en atacar a mano las
defensas enemigas, transportar víveres y armamentos a ciudades sitiadas
o llevar mensajes escritos en brazaletes de plomo. Para neutralizar las
maniobras de este tipo de combatiente se crearon varios medios de
defensa, entre las que destacan redes sumergibles con cascabeles y de
gigantescas ruedas llenas de cuchillas, las cuales se hacían girar en el
agua para provocar bajas entre los urinatores.
» ¿Y LA PESCA SUBMARINA?
S in duda que se desarrollaría al mismo tiempo que el resto de la
evolución del buceo. Sin embargo, nunca fue un medio de vida. Sería
practicada por una minoría exigua, algún buceador que contemplaba con
ella su aportación a la economía familiar. Se harían lanzas y flechas
impulsadas primero por la fuerza del brazo y luego con nuevos inventos
rudimentarios. Se sabe que se practicaba en el oriete africano y
asiático. Aunque la gran tradición viene de la Polinesia, según los
relatos de los marinos descubridores del Pacífico. Precisamente es un
polinesio quien en 930 demuestra a los asombrados “aficionados” del
grupo de Cousteau como realizar esta actividad submarina.
En 1936 aparecen en Francia las gafas binoculares Fernez, que sólo se
podían usar en superficie pues la presión las aplastaba y hacía
imposible la inmersión. El doctor Pulvenis acopla a una mascarilla de
cristal único, dos esferas de goma huecas, una a cada lado, que al bajar
equilibraban la presión con el aire que contenían. Taillez, del mismo
grupo francés, parece que cambió todo fabricando unas gafas que incluían
la nariz, con lo que se eliminaba para siempre el aplastamiento.
En 1933, Corlieu, fabrica las primeras aletas de caucho. En 1956
llega el neopreno traído de los Estados Unidos por Beuchat. A partir de
1960 se perfeccionan los fusiles, se desestiman los muelles y se
perfilan los de goma y gas comprimido.
» YA EN NUESTROS DÍAS
El gran aprecio que sienten los occidentales a los deportes, la
disponibilidad de horas de ocio, la vuelta a la actividad náutica, la
tradicional cultura marítima mediterránea, perdida en gran medida desde
la edad media, han hecho que sea en sus riberas donde florezca la pesca
submarina. Franceses, italianos y españoles son los máximos exponentes
deportivos que practican este bello deporte. Los grandes avances que
tuvo el material submarino profesional beneficiaron y facilitaron la
práctica deportiva.
Así aparecerían grandes míticos pescadores de entre los que destacan
los españoles José Noguera y Juan Gomis; El francés Escaplez y el
italiano Mazzari. En nuestros días los pescadores de nuestro país
Amengual, Carbonell, March y Viña, forman la élite mundial de la Pesca
Submarina, y son numerosos los que con ellos forman un plantel deportivo difícilmente superable. Hoy en día son miles los que practican la pesca
submarina deportiva en todo el mundo. A su alrededor se ha creado una
industria floreciente que pone a disposición del ser humano los medios
para convertirse en una criatura marina más, un mamífero acuático como
sus hermanos los delfines; de evadirse del mundo pesado y grávido y
entrar en la vorágine de la vida marina.
» LOS ORÍGENES DE LA PESCA SUBMARINA
L a historia sita los orígenes de este deporte en Francia, pero
también España tuvo gran importancia en el desarrollo de la pesca
submarina, siendo en la Costa Brava donde se introdujo en nuestro país.
Con motivo de la exposición internacional de 1929, llegó a Barcelona un
japonés llamado Tokumori que pescaba provisto de lentes binoculares
Fernez y un arpón en el extremo de una caña de bambú.
Finalizada la guerra civil española, tiempo en el cual la evolución de
este deporte fue muy escasa, Cataluña actúa como puerta de entrada de la
pesca submarina. Existen testimonios que relatan increíbles capturas
llevadas a cabo por personajes como Antonio Detrell, Juan Gimbernat etc.
Fue el periodista deportivo Carlos Pardo, a través de una
convocatoria pública en el Mundo deportivo, el que se dirigió a todos
los pescadores submarinos de Cataluña. De esta reunión nació la
asociación de pesca submarina (A.P.S.) en Barcelona en 1946, y un año y
medio después ya contaba con doscientos socios. Este club fue el primero
de España y uno de los primeros en Europa.
Rápidamente la afición por este deporte crece en toda la geografía
española, con o sin litoral, y a los buzones del A.P.S. llegan relatos
de capturas de numerosos y distantes lugares de España.
Estos son algunos de los nombres más destacados de los orígenes de la
pesca submarina en España. A. Sánchez Moreno Prieto, Dr. E. Muñoz de
Andalucía, Ramón de Rosello de la Sinia de Menorca, Gabriel mas, José
Beltrán y mateo Noguera de Mallorca, Franco Orgaz y Eduardo Amodeo de
Madrid, los hermanos Mario, Timoteo Calaorra, Angel Paraja, Enrique Viña
y Jose Luis gato de Asturias.
En el seno del A.P.S. nació en 1953 el C.R.I.S., centro de
recuperación y de investigaciones submarinas. La nueva entidad se
dirigía a todos los submarinistas atraídos por las posibilidades no
deportivas del mar y la afición a los temas no científicos. Se
estructuró inicialmente en tres secciones; marina, submarina e
investigaciones. Años más tare siguió su camino de forma independiente
del club materno.
A mediados de los 40, existen ya en el mercado español numerosas marcas
que ofrecen material de pesca submarina. Gafas, aletas, fusiles,
primeros fusiles de aire comprimido etc.
Paralelamente a esto empieza a desarrollarse la competición deportiva,
evolucionando de tal manera en nuestro país que hoy en día somos una de
las máximas potencias, teniendo como nuestros a campeones de la talla de
Amengual (considerado el mejor pescador submarino de todos los
tiempos), José Viña, Pedro Carbonell y Alberto March, así como numerosos
jóvenes que amenazan con seguir sus pasos.
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